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F rancisco Gracia Alonso (Barcelona, 1960). Catedrático de prehistoria de la Univer-
sidad de Barcelona, es autor de Arqueologia i 
política. La gestió de Martín Almagro Basch al 
capdavant del Museu Arqueològic Provincial 
de Barcelona (1939-1962) (2012), Pere Bosch 
Gimpera. Universidad, política, exilio (2011), 
La arqueología durante el primer franquismo 
(1939-1956) (2009) y El sueño de una genera-
ción. El crucero universitario por el Medite-
rráneo de 1933 (2006, con J. M. Fullola), entre 
otras publicaciones.
Gloria Munilla (Barcelona, 1957). Profesora de la Universitat Oberta de Catalunya, ha 
publicado, entre otros libros, The Influence of 
Nationalism in the Origins of Classical Ar- 
chaeology in Catalonia (1875-1907) (2013), Sal-
vem l’art! La protecció del patrimoni cultural 
català durant la guerra civil (2011) y El Ins-
tituto Arqueológico Nacional e Imperial. Un 
intento fallido de reorganización de la protec-
ción y estudio del patrimonio arqueológico en 
1938 (2010), los tres con F. Gracia.
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El tesoro del «Vita»
¿Qué tienen en común Juan Negrín, Indalecio Prieto, Lázaro Cárdenas, 
Camilo José Cela, Marlon Brando y David Ben Gurion? Todos ellos, de 
formas diversas, están relacionados con el Vita, un yate en el que, a 
principios de 1939, se transportó en dirección a México una parte del 
tesoro de guerra de la República española. 
La importancia del conocido «Tesoro del Vita» radica en el he-
cho de que reunía objetos y colecciones pertenecientes al patrimonio 
histórico-arqueológico español que fueron requisados por el gobierno 
de la República en las catedrales de Toledo y Tortosa, el Palacio Real de 
Madrid y los monetarios del Museo Arqueológico Nacional y de la Casa 
de la Moneda, así como una parte de las reservas económicas de la Ge-
neralitat de Catalunya y materiales controlados por la Caja General de 
Reparaciones. 
Este libro estudia la composición de ese patrimonio, las luchas 
entre las diferentes facciones del exilio por controlarlo, su posterior 
conversión en dinero con ayuda de las autoridades mexicanas y la ges-
tión que se hizo de dichos fondos. En él los autores proponen una sor-
prendente y rigurosa reflexión sobre la protección del patrimonio en 
tiempos de guerra. La protección y el expolio del 
patrimonio histórico-arqueológico 
durante la Guerra Civil
Francisco Gracia Alonso
Gloria Munilla
El tesoro del «Vita»
9 788447 537617
tercera
edición
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Índice
	 	 Abreviaciones......................................................................................................... . 11
	 	 Agradecimientos	.................................................................................................... . 13
	 	 Introducción........................................................................................................... . 17
	 	 PRIMERA PARTE
	 	 GUERRA	Y	PATRIMONIO	HISTÓRICO-ARQUEOLÓGICO
. 1.. .La.legislación.sobre.protección.del.patrimonio.histórico-artístico.vigente..
en.España.en.julio.de.1936.................................................................................... . 25
.2.. La.Junta.de.Incautación.y.Protección.del.Tesoro.Artístico.................................. . 47
.3.. La.Caja.General.de.Reparaciones.......................................................................... . 53
.4.. La.composición.del.tesoro.embarcado.en.el.«Vita»........................................... . 75
. 5.. El.tesoro.de.la.catedral.de.Toledo.......................................................................... . 83
.6.. El.tesoro.de.la.catedral.de.Tortosa........................................................................ . 105
.7.. Los.materiales.de.la.capilla.del.Palacio.Real.de.Madrid...................................... . 115
.8.. Los.depósitos.monetarios.de.la.Generalitat.de.Catalunya.................................. . 139
.9.. El.monetario.del.Museo.Arqueológico.Nacional.de.Madrid.............................. . 153
.10.. Buscando.culpables..Los.casos.de.Roces.y.Rodríguez-Moñino......................... . 179
	 	 SEGUNDA PARTE
	 	 EL	VIAJE	DEL	«VITA»
. 1.. De.Madrid.a.París................................................................................................... . 203
.2.. De.París.a.México................................................................................................... . 213
.3.. El.intento.del.gobierno.vasco.de.hacerse.con.el.«Vita»...................................... . 237
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	 	 TERCERA PARTE
	 	 LA	LUCHA	POR	EL	CONTROL	DEL	CARGAMENTO
. 1.. Prieto.contra.Negrín............................................................................................... . 245
.2.. La.conversión.de.la.carga....................................................................................... . 277
.3.. Rendición.de.cuentas............................................................................................. . 343
	 	 CUARTA PARTE
	 	 LA	BÚSQUEDA	DEL	TESORO
. 1.. La.Comisión.de.Recuperación.de.Bienes.Españoles.en.el.Extranjero................ . 367
.2.. La.investigación.diplomática.entre.1939.y.1975................................................... . 377
.3.. .Un.asunto.no.olvidado..Investigaciones.diplomáticas.y.actuaciones..
políticas.desde.1976............................................................................................... . 417
	 	 QUINTA PARTE
	 	 EL	DESTINO	DEL	«VITA»
. 1.. Combatiente.en.dos.guerras.................................................................................. . 433
.2.. Una.historia.insospechada.................................................................................... . 443
	 	 Conclusiones.......................................................................................................... . 459
	 	 Bibliografía.............................................................................................................. . 481
	 	 Índice	onomástico................................................................................................. . 489
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Abreviaciones
Organismos y entidades
ANS American Numismatic Society
CAFARE  Comisión Administradora del Fondo de Auxilios a los Refugiados Es­
pañoles
CCABTA Consejo Central de Archivos, Bibliotecas y Tesoro Artístico
CEH Centro de Estudios Históricos
CFABA Cuerpo Facultativo de Archiveros, Bibliotecarios y Arqueólogos
CGR Caja General de Reparaciones
CTARE Comité Técnico de Ayuda a Refugiados Españoles
CTFARE  Comité Técnico del Fideicomiso para Auxiliar a los Republicanos Es­
pañoles.
DGBA Dirección General de Bellas Artes
FIASA Financiera Industria y Agrícola Sociedad Anónima
HS Hispanic Society
JARE Junta de Ayuda a los Refugiados Españoles
JCTA Junta Central del Tesoro Artístico
JFABM Junta Facultativa de Archivos, Bibliotecas y Museos
JSEA Junta Superior de Excavaciones y Antigüedades
MAN Museo Arqueológico Nacional (Madrid)
MEN Ministerio de Educación Nacional
MIPBA Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes
MIPS Ministerio de Instrucción Pública y Sanidad
SDPAN Servicio de Defensa del Patrimonio Artístico Nacional
SERE Servicio de Evacuación de los Refugiados Españoles
SIM Servicio de Información Militar
SIPM Servicio de Información y Policía Militar
Archivos y centros de documentación consultados
ABM Archivo del Banco de México (Ciudad de México)
ACD Archivo del Congreso de los Diputados (Madrid)
ACPiS  Arxiu Fundació Carles Pi i Sunyer d’Estudis Autonòmics i Locals (Bar­
celona)
AFIP Archivo Fundación Indalecio Prieto (Madrid)
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EL.TEsoRo.DEL.«VITA»12
AFJNL  Archivo de la Fundación Juan Negrín López (Las Palmas de Gran Ca­
naria)
AFPI Archivo de la Fundación Pablo Iglesias (Alcalá de Henares)
AFUE Archivo Fundación Universitaria Española (Madrid)
AGA Archivo General de la Administración (Alcalá de Henares)
AGC­AE Archivo de la Guerra Civil­Archivo del Exilio (Salamanca)
AGDE Archivo del Gobierno de Euskadi (Irargi)
AGE Archivo General de Educación (Alcalá de Henares)
AGHD Archivo General e Histórico de Defensa (Madrid)
AGP  Archivo General de Palacio. Palacio Real­Patrimonio Nacional (Ma­
drid)
AHN Archivo Histórico Nacional (Madrid)
AHPS Archivo Histórico Provincial de Segovia (Segovia)
AMAAEE Archivo del Ministerio de Asuntos Exteriores (Madrid)
AMAN Archivo del Museo Arqueológico Nacional (Madrid)
ANC Arxiu Nacional de Catalunya (Sant Cugat del Vallès)
ARAE Archivo de la Real Academia Española (Madrid)
ASREM  Archivo de la Secretaría de Relaciones Exteriores de México (Ciudad 
de México)
FSA/ANV Fundación Sabino Arana/Archivo del Nacionalismo Vasco (Bilbao)
IPCE Instituto del Patrimonio Cultural de España (Madrid)
SCRC­SUL  Special Collections Research Center. Syracuse University Library (Si­
racusa, Nueva York)
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Agradecimientos
El presente trabajo no habría podido realizarse sin la colaboración y las aporta­
ciones de los responsables de las instituciones donde se conserva la documen­
tación relacionada con el periplo del Vita, y sin la ayuda de personas relaciona­
das por parentesco o por un fin investigativo con algunos de los protagonistas 
de esta historia. Queremos expresar aquí nuestro agradecimiento a todos ellos. 
Narcís Andreu, hijo de Josep Andreu i Abelló, tuvo la amabilidad de relatarnos 
sus recuerdos de los primeros años del exilio republicano en México y nos fa­
cilitó datos sobre la actuación de su padre en la Junta de la Delegación de la 
JARE (Junta de Ayuda a los Refugiados Españoles) y de sus relaciones con 
otros exiliados; Koldo San Sebastián, profundo conocedor de la historia del 
nacionalismo vasco, nos proporcionó información sobre su tío abuelo Joseba 
Ordorika Ruiz de Asúa, capitán del Vita entre 1938 y 1942; Alonso Puerta nos 
facilitó el acceso a la documentación de la Fundación Indalecio Prieto (Ma­
drid) de la que es presidente, donde contamos con la colaboración de Barbara 
Hicks­Mudd, y además nos ilustró con su conocimiento apasionado de la figu­
ra y obra de Indalecio Prieto permitiéndonos así comprender algunos aspectos 
de la gestión de la JARE, dedicándonos para ello todo el tiempo que le reque­
rimos desde una posición personal y política abierta; Ramón Miravall, antiguo 
delegado territorial de los Serveis Territorials de Cultura de la Generalitat de 
Catalunya en Tortosa, nos aportó interesantes informaciones respecto a las 
gestiones realizadas para determinar el paradero de los objetos del tesoro de la 
catedral, y en especial del relicario mayor de la Virgen de la Cinta, y Sergio 
Gómez­Alba, antiguo diputado del PP en el Congreso, nos explicó el proceso 
que, junto a Rafael Antonio Hernando Fraile, siguieron en 1995 para formular 
tres preguntas parlamentarias solicitando información al gobierno de Felipe 
González sobre el paradero del tesoro del Vita.
Pilar Casado Liso nos ayudó con su inacabable control de los fondos del 
Archivo del Ministerio de Asuntos Exteriores (Madrid) en el estudio de la do­
cumentación relativa al Vita y la Comisión de Recuperación de Bienes en el 
Extranjero; Pilar Benito nos facilitó la consulta de los fondos de México y París 
del gobierno de la República en el exilio conservados en la Fundación Univer­
sitaria Española (Madrid); Evelia Vega nos ayudó en el trabajo en el Archivo 
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EL.TEsoRo.DEL.«VITA»14
Histórico Nacional (Madrid), especialmente con las informaciones relaciona­
das con la gestión de Marcelino Pascua en la embajada de España en París 
durante la última fase de la Guerra Civil; Beatriz García, archivera de la Fun­
dación Pablo Iglesias (Alcalá de Henares), nos ayudó en la consulta de los 
fondos del legado de Amaro del Rosal; Teresa Díaz hizo lo propio en la consul­
ta de la documentación del Instituto del Patrimonio Cultural de España (Ma­
drid) en relación con los fondos del Servicio de Defensa del Patrimonio Artís­
tico Nacional (SDPAN) y la escasa información disponible sobre la actuación 
de la Junta Central del Tesoro Artístico; Eduardo Jáuregui nos proporcionó el 
material relativo al Vita y a su capitán, José Ordorika, así como a las relaciones 
del gobierno vasco en el exilio con el viaje y la carga del yate, conservado en el 
Archivo del Nacionalismo Vasco de la Sabino Arana Fundazioa (Bilbao), y nos 
guió en el acceso al Archivo del Gobierno de Euskadi en Irargi a través del 
Servicio Nacional de Archivos de Euskadi; Francesc Vilanova Vila­Abadal nos 
facilitó el acceso a la documentación sobre Carles Pi i Sunyer conservada en la 
Fundación Carles Pi i Sunyer de Estudios Autonómicos y Locales (Barcelona), 
para comprender la cesión de los fondos de la Generalitat de Catalunya al 
gobierno de la República en enero y febrero de 1939; Carmen Marcos, Concha 
Papí Rodés y Aurora Ladero nos facilitaron la consulta de la documentación 
relativa al expolio del monetario del Museo Arqueológico Nacional de Madrid 
en 1936, así como a los expedientes de recuperación que las diferentes direccio­
nes del museo iniciaron nada más terminada la Guerra Civil; Juan José Alonso 
Martín, director del Archivo General de Palacio, nos ayudó con sus explicacio­
nes sobre la protección del patrimonio del Palacio Real durante la guerra, así 
como en la consulta de los fondos del archivo del Patrimonio Nacional; José 
Medina, presidente de la Fundación Juan Negrín, y Susana Rusillo nos pro­
porcionaron diversos documentos sobre el Vita y el salvamento de obras de 
arte durante la guerra conservados en la mencionada fundación; Juan Sánchez 
Rodríguez, deán de la Catedral Primada de Toledo, nos confirmó datos sobre 
las piezas del Tesoro trasladadas en 1936 y no reintegradas posteriormente, e 
Isabel Margarit, directora de la revista Historia y Vida, nos ayudó en la locali­
zación de los textos sobre el Vita publicados en ella durante la década de 1970.
Queremos agradecer también su colaboración a José Manuel Sánchez Ron, 
académico bibliotecario que nos facilitó el acceso al legado de Antonio Rodrí­
guez­Moñino en la Real Academia Española, y al personal de sala de ésta, en­
cabezado por Rosa Arbolí, su ayuda en la realización de las consultas; al perso­
nal del Archivo General de la Administración su ayuda en el estudio de la 
documentación de la embajada de España en Francia durante el primer fran­
quismo y de los movimientos de la Comisión de Recuperación; y al del Arxiu 
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AGRADECIMIENTos 15
Nacional de Catalunya su ayuda en la consulta de los fondos Bosch Gimpera, 
Andreu i Abelló y de la Generalitat de Catalunya durante la Guerra Civil. 
Para el estudio de la documentación en los archivos mexicanos contamos 
con la colaboración de la señora Norma Ang, responsable del consulado de 
México en Barcelona en 2012, que nos proporcionó los contactos necesarios 
para emprender dicha tarea; Luis Eduardo Cristiani Sierra, Víctor Manuel Es­
pinosa, subgerente de Coordinación de Archivos, y Zaida Castro Acero, ana­
lista de la subgerencia de Coordinación de Archivos del Banco de México, nos 
proporcionaron una amplia información sobre los movimientos de caja del 
Banco de México entre 1939 y 1942 relacionados con las ventas de metales pre­
ciosos realizadas por los delegados de la JARE; Juan Manuel Herrera Huerta, 
responsable de la Biblioteca Miguel Lerdo de Tejada de la Secretaría de Ha­
cienda, nos aportó valiosas informaciones respecto a la organización del siste­
ma bancario mexicano durante las presidencias de Lázaro Cárdenas y Manuel 
Ávila Camacho; María Sánchez Vega, responsable de Investigación y Bibliote­
ca del Museo Franz Mayer, nos ayudo en el análisis de la formación de las co­
lecciones de objetos religiosos en México, así como en su proceso de venta en 
el mercado libre. Andreu Mayayo Artal (Universidad de Barcelona) y Abdón 
Mateos (UNED) se prestaron amablemente a debatir nuestras dudas y per­
cepciones sobre diversos aspectos de las actividades de la JARE, ayudándonos 
a comprender tanto la forma de actuar de la dirección de los exiliados en Mé­
xico como la figura de Josep Andreu i Abelló.
Para el estudio de la trayectoria del Vita tras su venta por la Delegación de la 
JARE en México, contamos con la inestimable ayuda de la señora Mercedes 
Benzaquén Chocrón, coordinadora de la delegación del Ministerio de Defensa 
de Israel en la embajada de Israel en España, quien nos proporcionó información 
y abrió líneas de búsqueda de datos en el estudio de la etapa en que el Vita formó 
parte de la marina israelí, trabajo al que contribuyó con absoluta eficacia Tzvi 
Ben­Tur, responsable del Museo del Palmaj (Tel Aviv). Charlotte Bonelli, direc­
tora de la American Jewish Committee Archives & Library (Nueva York), nos 
ayudó en la búsqueda de documentación sobre Victor Urbach e Isidoro Lips­
chutz, compradores de las piedras preciosas del cargamento del Vita, sobre quie­
nes nos proporcionó valiosas informaciones David P. Rosemberg, encargado del 
servicio de referencias del Center for Jewish History (Nueva York); David Hill, 
archivero de la American Numismatic Society (Nueva York), nos ayudó en el 
estudio de las actuaciones del responsable de la institución, Stephen Pell, entre 
1939 y 1942, y Michele Combs, archivera de las Colecciones Especiales del Cen­
tro de Investigación de la Syracuse University, hizo lo propio con el legado de 
Archer Milton Huntington, conservado en dicha institución. 
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EL.TEsoRo.DEL.«VITA»16
David García Rubert e Isabel Moreno, miembros del Grup de Recerca en 
Arqueologia Protohistòrica (GRAP), se desplazaron a México para realizar las 
consultas en los archivos de las instituciones aztecas mencionados, y Laia Font, 
igualmente miembro del GRAP, nos ayudó en la realización de búsquedas bi­
bliográficas y en la confección de los índices, tareas que difícilmente podría­
mos haber acometido personalmente y que indudablemente mejoran el resul­
tado del presente trabajo.
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Introducción
Atracado en el puerto de Nápoles, el yate Santa Maria del Mare se mece sua­
vemente al vaivén de las olas. Parece un barco más, espléndido tras su restau­
ración bajo el sol del Mediterráneo, con el casco pintado, las maderas relucien­
tes y el puente recién baldeado a la espera de un comprador. Pero quienes 
observan el lujoso navío no pueden siquiera sospechar la historia que encierran 
sus cuadernas, los episodios de los que ha sido protagonista involuntario, un 
compendio de algunas de las mayores tragedias del siglo xx. Porque el Santa 
Maria del Mare ha recuperado hace poco su destino originario como embarca­
ción de recreo, el mismo para el que fue botado en los astilleros de Kiel en 1931 
con otro nombre, Argosy. Durante siete años desempeñó esa función para un 
noble británico, pero en los tres cuartos de siglo transcurridos desde entonces 
el buque ha tenido otros nombres, ha desempeñado otras funciones y ha sido 
protagonista de no pocos hechos en absoluto menores. Es un veterano de dos 
guerras. Combatió en la U.S. Navy durante la Segunda Guerra Mundial pa­
trullando las aguas caribeñas con una función de vigilancia en la lucha antisub­
marina, y fue buque insignia de la primera Armada del Estado de Israel batién­
dose con éxito contra la marina egipcia durante la primera guerra árabe­israelí 
en 1948. Y aún antes, aunque su singladura sea menos famosa que la de otros 
buques como el Exodus, había transportado supervivientes de los campos de 
exterminio nazis desde Francia hasta Palestina, intentando romper el bloqueo 
de la Royal Navy. ¿Quién podría imaginar que Marlon Brando actuó en un 
teatro de Broadway para recaudar fondos para esta causa, a la que también 
apoyaría Eleanor Roosevelt, en un proyecto coordinado por las organizaciones 
judías de Estados Unidos? Sin duda, una historia dentro de la Historia.
Pero, sobre todo, el yate no es otro que el Vita, el buque en el que Negrín y 
Méndez Aspe embarcaron, en febrero de 1939, una parte de los últimos recursos 
económicos en poder del gobierno de la República para ser transportados a 
México y ponerlos a salvo de la victoria franquista, fondos con los que preten­
dían contribuir al subsidio de los centenares de miles de exiliados que provocó 
la derrota en la Guerra Civil y sostener la acción política republicana como 
oposición al gobierno de Franco. El barco y su cargamento acabarían en manos 
de Indalecio Prieto, enemigo político irreconciliable del presidente del Conse­
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EL.TEsoRo.DEL.«VITA»18
jo, que accedería a ellos con el apoyo del presidente de México Lázaro Cárde­
nas, que vio en los fondos arribados al puerto de Veracruz una forma de inyectar 
recursos en la maltrecha economía azteca al tiempo que una solución para com­
pensar el malestar político que la llegada creciente de inmigrantes españoles 
despertaba en las capas más conservadoras de la sociedad mexicana, incluidos 
un buen número de antiguos residentes españoles cercanos ideológicamente a 
los postulados franquistas. La gestión de la carga —que Prieto conseguiría, 
contra la opinión de Negrín, con el apoyo de la Diputación Permanente de las 
Cortes durante una tormentosa sesión celebrada en París en el mes de julio 
de 1939— significaría el ahogamiento de la acción del Servicio de Evacuación de 
los Refugiados Españoles (SERE), exhaustos sus recursos económicos al acabar 
el año, y la creación de la JARE, cuya gestión entre finales de 1939 y 1942 su­
pondrá la mayor fuente de ingresos para el exilio republicano, unos haberes 
procedentes en su mayor parte de la conversión del cargamento del Vita.
En un período de dificultades como las que supone un exilio masivo, las 
noticias sobre el viaje del Vita se transformaron rápidamente en leyenda al mag­
nificarse la cuantía de los bienes embarcados y suscitarse críticas, enfrentamien­
tos políticos y descalificaciones entre diversos sectores del exilio opuestos a la 
gestión que Prieto realizó de los fondos. Una gestión relativamente opaca, clara­
mente sesgada y clasista por lo que respecta a los destinatarios de las ayudas, y no 
exenta de contratiempos, como el robo cometido por Emilio Palomo Aguado, 
uno de los integrantes de la primitiva Delegación de la JARE en México, junto 
a Prieto y Josep Andreu i Abelló, que debió ser sustituido por Carlos Esplá tras 
estallar un escándalo que, para que no faltara nada del guión de un vodevil, in­
cluyó un lío de faldas y una huida precipitada a La Habana; la entrega forzada de 
las reservas de la JARE en Francia, remitidas desde México con la ayuda de las 
autoridades mexicanas, a los representantes diplomáticos franquistas ante el go­
bierno de Vichy José Félix de Lequerica y Antonio Barroso, quienes, para su 
obtención, procedieron al chantaje con la detención y petición de extradición 
del presidente de la JARE Lluís Nicolau d’Olwer; las intervenciones sucesivas del 
gobierno mexicano para controlar los haberes en poder de la Delegación de la 
JARE y el distanciamiento que ello provocaría entre el grupo prietista de los di­
rigentes republicanos y sus acogedores; y, por último, aunque no menos impor­
tante, las disputas surgidas con el reconstituido gobierno de la República en el 
exilio para la rendición de cuentas del destino dado a los fondos y la aprobación 
de la gestión realizada por Prieto y sus colaboradores, una validación que no 
llegó a producirse debido al empeño de los diferentes depositarios de la legalidad 
política republicana por conocer cuánto y en qué se había gastado, además de 
reclamar la entrega de lo que aún restara de los citados bienes.
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INTRoDUCCIóN 19
Más allá de la gestión que se dio a los fondos convertidos a partir del teso­
ro del Vita, es importante analizar el proceso de formación de la carga y su 
influencia en la obligación que pesa sobre cualquier gobierno de proteger el 
patrimonio histórico­artístico y arqueológico, que constituye una parte esen­
cial del legado ideológico del Estado al que representa. Durante la Guerra Ci­
vil española, las acciones de la Junta Central del Tesoro Artístico (JCTA) y de 
las juntas provinciales delegadas, especialmente la radicada en Madrid, sin ol­
vidar los esfuerzos de la Consejería de Cultura del gobierno autónomo de 
Cataluña, contribuyeron indudablemente al salvamento de una parte esencial 
del Patrimonio Artístico español. Así, las principales obras del Museo del Pra­
do emprendieron viaje desde Madrid hasta Valencia, posteriormente a los es­
condites del castillo de Perelada y Agullana­La Vajol (Gerona) y por último a 
Ginebra, donde quedaron bajo la protección de la Sociedad de Naciones antes 
de su entrega al gobierno de Burgos, en uno de los episodios mejor conocidos. 
Pero existe otra parte menos vistosa, más oscura, difícil de aquilatar en su justa 
medida al contraponerse las necesidades de un Estado agredido por una suble­
vación interna apoyada por las potencias fascistas, con la conversión de parte 
de los bienes que integran su patrimonio en recursos con los que defender a sus 
ciudadanos y la legalidad política que representan en la citada agresión. ¿Es 
lícito considerar la incautación de objetos de arte aunque sean propiedad par­
ticular de individuos o instituciones que, como en el caso de la Iglesia católica, 
daban apoyo a los sublevados y transformarlos en dinero? Y más aún, ¿puede 
defenderse la misma idea cuando los bienes requisados forman parte de las 
colecciones estatales?
El arte ha sido siempre un objetivo de los saqueadores en cualquier guerra, 
desde los conflictos en la antigua Mesopotamia hasta la Guerra del Golfo, pa­
sando por los múltiples litigios aún por resolver derivados del planificado ex­
polio nazi de los tesoros artísticos europeos durante la Segunda Guerra Mun­
dial; pero siempre se ha tratado de la acción del vencedor respecto al vencido, 
aunque el destino del trasiego de los objetos sea la creación de colecciones es­
tatales, como ocurrió con la incautación de las antigüedades egipcias recogidas 
por la comisión científica que acompañó a las tropas de Bonaparte a Egipto y 
que acabaron en el Museo Británico tras la capitulación de los restos del Ejér­
cito de Oriente ante las tropas británicas en 1801, sin olvidar que el propio 
Napoleón aumentó los fondos del Museo del Louvre con el producto de sus 
campañas en Italia. La diferencia con el caso del Vita estriba en que no es el 
adversario sino quien debe proteger las obras de arte el que da los primeros 
pasos para su pérdida y planifica y asume su destrucción. La creación de la 
Caja de Reparaciones en 1936, dependiente del Ministerio de Hacienda dirigi­
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EL.TEsoRo.DEL.«VITA»20
do por Negrín, como fórmula para aumentar los recursos del Estado en una 
situación de extrema crisis agravada por la negativa de las democracias occi­
dentales a prestar ayuda a la República y la imperiosa necesidad de abonar al 
contado las compras de armas y suministros, planteó la necesidad de la requisa 
de bienes no para protegerlos, sino para transformarlos. Dicha incautación se 
extendería a las cajas de seguridad del Banco de España y a los depósitos de 
pignoraciones de los Montes de Piedad, esencialmente el de Madrid, pero 
también acabarían bajo el control de la Caja colecciones artísticas como parte 
del tesoro de la catedral de Tortosa y, especialmente, el monetario del Museo 
Arqueológico Nacional de Madrid.
La documentación evidencia claramente en el primer caso que los objetos 
inicialmente depositados en la sucursal tortosina del Banco de España fueron 
trasladados a Barcelona e incluidos en los cargamentos controlados por Mén­
dez Aspe, sin que en ningún momento se pensara en entregarlos a la Generali­
tat de Catalunya para su custodia en aplicación de las competencias estatuta­
rias, ni tampoco a la Junta Central del Tesoro Artístico. Dichos objetos habían 
perdido su condición de obras de arte en beneficio de su valor monetario. Más 
significativo es aún el caso de las colecciones numismáticas del Museo Arqueo­
lógico Nacional. Como demuestra la documentación, su requisa estaba desti­
nada a poner todos los objetos de oro y metales preciosos existentes en el mu­
seo bajo el control de la Caja, no de la Junta como se ha creído y argumentado 
en algunas ocasiones. Además, la orden de retirada de dichas colecciones, eje­
cutada por Wenceslao Roces y Antonio Rodríguez­Moñino, se produjo antes 
de la organización de la salida de las colecciones del Museo del Prado y coinci­
diendo en el tiempo con el traslado del gobierno de Largo Caballero a Valencia 
ante la proximidad de las tropas franquistas a la ciudad. Si la razón para la re­
quisa era poner a salvo las colecciones, no se comprende por qué esta opera­
ción se inició con nocturnidad y precipitadamente, sin que se permitiese la 
realización de inventarios exhaustivos de las piezas que eran retiradas de ana­
queles y cartones, ni tampoco por qué se centró la retirada en las monedas de 
mayor valor económico excluyendo las acuñadas en un metal no precioso. Del 
mismo modo, tampoco es comprensible la causa de la interrupción de la eva­
cuación del resto de las colecciones del museo, cuando hubo tiempo suficiente 
para realizarla, como prueba el desfase ya citado con la pinacoteca, cuya logís­
tica de movimiento fue mucho más complicada que las dos cajas que Roces se 
llevó personalmente en su coche. O sí se comprende si el objetivo era muy dis­
tinto a la salvaguarda estricta de las piezas.
Las requisas indicadas están muy próximas a lo que podría denominarse 
una acción de guerra, pues supusieron la confiscación de objetos artísticos sus­
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INTRoDUCCIóN 21
ceptibles de ser convertidos en recursos económicos para ser empleados en caso 
de necesidad y también para impedir que el enemigo pudiera hacerse con ellos. 
¿Debe protegerse el patrimonio histórico­artístico en tiempo de guerra más allá 
de cualquier consideración política o material? ¿Debe conservarse entendiendo 
que los objetos forman parte del legado común de la nación a la que pertene­
cen, que representa el espíritu y los nexos de unión de una comunidad a través 
de las épocas? ¿O debe admitirse que la supervivencia de las personas y las cau­
sas políticas en un momento de crisis permite emplear todos los medios dispo­
nibles para conseguir un fin aun a costa de renunciar a elementos de identidad 
que llegan a considerarse prescindibles? La respuesta ha sido muy diversa según 
los casos y las circunstancias a través del tiempo. En este estudio intentamos 
explicar cómo, por qué y en qué condiciones una parte del patrimonio históri­
co­artístico español fue empleado con fines políticos y económicos.
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PRIMERA PARTE
Guerra y patrimonio 
histórico-arqueolóGico
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